Seda, Alessandro Baricco
A cada uno de ellos, Baldabiou le había revelado, sin más problemas, los secretos del oficio. Eso lo divertía mucho más que ganar dinero a espuertas. Enseñar. Y tener secretos que contar.
(pág. 15)
Tenía los labios entrecerrados, parecían la prehistoria de una sonrisa.
(pág. 55)
No estaba hecho para conversaciones serias. Y un adiós es una conversación seria.
(pág. 61)
Alessandro Baricco, Anagrama, 2009