Cambio de destino, Jon Juaristi
El nacionalismo no sólo tomar el poder. Necesita humillar y perseguir, hacer patente el desprecio que siente por los discrepantes. Y este dispositivo de humillación no es monopolio de los gobiernos nacionalistas ni de las direcciones de sus partidos. Debe funcionar sobre todo en la vida cotidiana, en miles de manifestaciones capilares que te recuerden, en todo momento, que no eres nadie y que vives porque ellos te lo permiten. No buscan el acuerdo ni el asentimiento pactado. Quieren la sumisión. Quieren ver el miedo en tus ojos porque eso es lo que les proporciona una gratificación libidinal.
(pag. 356)
Etiquetas: Cambio de destino
20 marzo 2006 a 9:53
Es cierto, en las cosas pequeñas, en el día día es donde más se regocijan con su imposición seudoreligiosa. Pero no todos miran para ver, otros prefieren entrar en el signo de los tiempos y callar.
30 marzo 2006 a 23:40
El miedo también tiene su morbo, sobbre todo para el que lo provoca.